CamiNata

CamiNata

CamiNata

CamiNata

jueves, 8 de julio de 2010

Soledad

Al ver la palabra escrita viene a mi mente lo frío, lo fatal, lo extraño, lo vago y lo ilógico que se siente cuando nuestra alma, nuestro ser o nuestro espíritu esta sin compañía, sin un nexo, sin un ser divagando a nuestro alrededor o aunque sea como comúnmente decimos, “sin un perro que nos ladre”. Ese lapso tiempo-espacio en el cual encontramos que todo a nuestro alrededor es solo un vacío, un barranco el cual no podemos llenar con trabajo, con comida, con dinero, con ropa de marca u otros vanos objetos; esos momentos en los cuales queremos gritar, brincar, arrancarnos el pelo, pegarle a la pared, volar hacía el espacio; esos momentos en los cuales a pesar de estar rodeados de mucha gente, nos sentimos solos, miserables y sin esperanza. La soledad es ese tren en el cual deseamos viajar muchas veces, por tal de no pertenecer a una sociedad que nos quiere esclavizar, a un grupo o clase social, a un club o las farsas de políticos que lo único que hacen es crear un circo para entretener a los más marginados y hacerles creer que con ellos todo será mejor. La soledad como compañía, que irónico y que estúpido suena, verdad, pero en muchas fases de nuestra vida entendemos la esencia de nosotros cuando la soledad nos acompaña, en esas noches frías, en esos días de lágrimas, cuando recordamos los sueños que de niños tuvimos y sonreímos porque nunca tuvimos miedo de que alguien nos criticara, cuando todo era más fácil, nunca nos preocupamos porque nuestra ropa combinara, porque nuestros zapatos estuvieran rotos, nunca nos preocupamos por la comida o por el trabajo.

Ahora somos unos híbridos que caminan sin sentido por la ciudad de metal, vamos solos ya sea porque queremos o porque nadie nos quiere o al menos eso pensamos; solo o acompañado muchas veces da igual, nuestro círculo no piensa igual, nuestra sociedad no es un conjunto porque no se cumple el hecho de que la base es la familia; que debemos hacer para no estar solos, ser mediocres igual que el resto y así ser aceptado en un clan o dentro de un grupo, dejar nuestros pensamientos guardados en un cajón o archivarlos para nunca más desempolvarlos, que debemos de hacer; no hay ninguna fórmula mágica para descifrar todo esto, porque aunque quieras no hay persona sobre la tierra que sea igual que tú, que piensa tal y como tú piensas; claro que hay muchas personas que comparten o que quieren comprenderte, por eso no te decepciones, ya que en algún lugar del mundo hay un espacio para ti. Al otro lado de la luna habrá alguien que desea conocerte o reconocerte y así ya no estar más solos. Si hasta la soledad tiene porque llorar; hoy la observé drogada en una puerta de la sexta avenida, la observé emborrachada en una banca del parque esperando una limosna de palabra o aunque sea una mirada de compasión, la observé en dos niños que se subieron al bus a cantar y que por lo menos esperaba una sonrisa o una ficha que te sobrara. ¿Que debemos hacer? Aprender a ser humanos, ser más sensible para no creer que somos los únicos que estamos solos, o que solo a nosotros nos pasan las cosas malas, quizá hoy te levantas reclamando por la comida, porque tus zapatos ya están viejos o porque tu casa no es la mejor, pero agradece porque muchos se levantaron hoy sin pies, sin un techo y sin comida.

Tantas veces hemos estado solos por estúpidos, no porque la vida sea mala, y por creer que lo que nos rodea es lo malo y no nosotros. Hagamos cuentas. Revisemos nuestras acciones y no nos justifiquemos, tampoco nos quejemos y aprendamos a vivir y aprovechar cada segundo que se consume.

Para cerrar esto los dejó con un fragmento de mi conciencia.

Llorando tu ausencia…

Tu rostro pálido, tu corazón ausente, la sonrisa fingida, no encuentro tu felicidad y no veo como antes tu cuerpo. Un día de sol te marchaste, ese día se marchitaron las pascuas amarillas, ese día corrieron con desesperación tus amigos y tú solo mostraste indiferencia, deseabas que tu vida no hubiera recorrido tantos años, que el tiempo se hubiera detenido antes de ese día.

Un día después recordabas el amor que antes habías recibido, la felicidad que eso produjo y notaste que tu alrededor estaba vacío y percibías que todo había cambiado que tu conciencia te advertía tener cuidado en tu próximo paso.

Ese día triste podría ser hoy o nunca, ese en el cual llore tu ausencia, que vea como tu vida se encuentra a mil años luz, ese en el cual diga que no he sido de mucha ayuda, o ese en el que recuerde tu rostro brillar y hacer brillar el mío.

Nunca dije lo importante que era tu compañía, ahora me acompaña tu recuerdo y tu sinceridad golpea mi conciencia. Sin embargo, estas ausente y no podemos discutir detalles, un día pensaste ser libre y ahora encadenas tus emociones, un día soñaste ser grande y hoy sueñas con volver a ser el mismo.

No recuerdo que alguna vez hayas desmayado en el intento o hayas dejado algo pendiente y hoy, me pregunto donde estás o donde estamos por que somos lo que somos. Nunca olvides que siempre te recuerdo y deseo lo mejor para ti y si hoy lloro tu ausencia; es porque un día lloraste la mía.

Partí un día menos soleado, me alejé y mi sombra se desvaneció al paso que mis pies se acercaban a lo desconocido, recuerdo que escuché tu voz que gritaba a mi corazón la desesperación de no volver a ver mi rostro.

Un día en vísperas del verano empecé a creer que la vida es demasiado frágil y que con unas lágrimas, se desgarra, se oculta, se disipa.

A veces quisiera cortar la soga y empezar a ser libre.

El momento es extraño no puedo pensar y mi memoria es un vacío que se llena con tu sonrisa, la cual esta ausente, ausente como yo, que no estuve a tu lado en el momento exacto; te abandone y eso duele a pesar de que no estoy herido.

La vida es tan frágil que necesitaría de toda la fuerza de tu ser para no llorar nuevamente. Espero que tu sonrisa me envuelva en felicidad, espero escuchar tu voz, espero que estar a tu lado sea mi recuerdo.

No hay comentarios: